Aun se desconoce bien quienes y para que propósito la construyeron.
Se dice que fue un doctor a fines del siglo XIX, con el fin de ayudar a enfermos con problemas respiratorios, dado que en aquel momento la tuberculosis afectaba a buena parte de la población.
A principios del siglo XX se convierte en un destacamento militar para controlar a los matreros de la zona. Entre el año 1910 y el 1939 la Casa Grande conoció seis dueños, hasta que el 24 de junio de 1939 fue adquirido por Don Francisco Di Cristofaro Di Bartolomeo.
Es entonces que la Casa Grande se convierte en una casa de inquilinato donde se apretaban un gran número de personas y familias, muchas de ellas inmigrantes. Cuando el negocio del inquilinato deja de ser redituable Don Cristofaro abandona la Casa Grande, no así las familias que vivían en ella, que continúan haciéndolo en calidad de ocupantes.
En las fiestas navideñas, cumpleaños y carnavales era todo alegría. Se formaban tamborileadas y los viernes en la noche se armaban grandes "Timbas", que duraban hasta el amanecer del día lunes. Nadie sabía a ciencia cierta cuanta gente vivía en ella, pero siempre parecían ser más de los que ella podía albergar.
Llega el año 1985 y una deteriorada Casa Grande ve llegar un día la orden de desalojo para sus habitantes y poco tiempo después la demolición.
No se ha vuelto a construir en el solar que ella ocupaba, donde entre los yuyos aún se pueden ver restos de sus gruesas paredes, pero la Casa Grande aparece una y otra vez en los cuentos y anécdotas de los vecinos de Abayubá.
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